"Vendo, vendo sebo de culebra, vendo sebito señora, sebito verdecito de culebra,…para la indigestión, para el estrés, para la gripe, lléveselo bien baratito… ¡Sebo, sebo de culebra!" Así como este vendedor de mentiras que dice que el sebo cura tales enfermedades, así fue visto el periodista argentino Guillermo Giacosa, la noche del 23 de abril en su charla “La mente lo atrae todo”, ofrecido a un gran público que esperaba con impaciencia el concierto de Tony Meléndez (no a él ojo), programado para las 8pm dentro del Centro de Convenciones Maria Angola de Miraflores. La intención del evento era estrictamente motivacional, vista desde la experiencia de Tony, un guitarrista nicaragüense que toca y maneja con los pies, vivo testimonio de lo que significa fe, perseverancia y fuerza de voluntad, que desde el inicio de su aparición hasta el final cautivó al público con su talento y cantos a Dios. Pero, ¿tendría algo que ver una charla de anatomía cerebral, neuronas y demases con la intención del evento?
Permítanme expresar mi más alta indignación y vergüenza ajena por la desatinada intervención de este periodista, que al querer pretender instruir en un tema que no era de su competencia –zapatero a su zapato-, quiso imponer de la manera más descarada en el público, sus problemas de intolerancia y no aceptación por la diversidad cultural y religiosa, usando términos de condicionamiento conceptual, como el de vendernos la idea que no es posible aceptar la ciencia (o lo que el estaba diciendo), si la forma de pensar del público tenía alguna influencia que viniera de una formación espiritual religiosa, una idea tonta como si ello privaría a las personas creyentes de crear y seguir haciendo ciencia, o entender los procesos de la ciencia ¿Cuál era su intención? ¿Acaso se entendía el solo? ¿Qué buscaba? ¿Qué deseaba transmitirles a las personas? En el colmo del descaro, sabiendo que la principal motivación de Tony fue completamente espiritual, le menciona como su “amigo…” afirmando luego con una actitud de hipocresía “...que en lo de Tony no tiene nada que ver lo espiritual, su experiencia emocional, ni Dios o los milagros…”
Hablar de Tony Meléndez, y valorar su fuerza de voluntad sin mencionar aquella experiencia como la principal, que el mismo consideró le dio más fuerzas para continuar (su conversación con Juan Pablo II, los cantos a Dios, su fe y su familia), es una burla completa al esfuerzo del guitarrista. De esta manera Giacosa derrotado por sus prejuicios, impone su interpretación, negando parte de la realidad de un hombre. Si quería abordar el tema de la manera científica, pues solo tenia que incidir en la fuerza de voluntad, hablar un poco de la motivación, lo básico del cerebro y de cómo todos nosotros, así como llegó Tony podemos desarrollar al máximo nuestras capacidades, nada se lo impedía, esta era la manera correcta y transparente de hacerlo.
Cuando se presentan estos gestos de intolerancia y falta del respeto hacia algún elemento de la identidad cultural del público, ya sea su creencia, su color de piel, su procedencia o posición política, es una muestra clara de que nunca hemos valorado la realidad desde la interculturalidad, que permite que el diálogo sea por la acción, y no por la conversión o la doctrina, por la aceptación de todos los grupos humanos valorando su importancia, y las formas como cada una va contribuyendo al desarrollo de una forma diferente.
El desarrollo es algo integral que engloba muchas actividades humanas señor Giacosa, sociales, científicas, artísticas, culturales, religiosas, económicas, tecnológicas, y dentro de la cual todos podemos participar sin distinción de ningún tipo de influencia. La expresión es libre, y respeto mucho la visión social que tiene este señor en la política, esto no es nada personal, de hecho coincido en temas de politica internacional, pero no puedo callar algunas cosas que veo estan mal encaminadas.
Todos los ticket de entradas llevaban impresos el nombre de Tony Meléndez, pero al parecer Guillermo Giacosa se había hecho un espacio pequeño de una hora dentro del programa, esa fue la impresión de muchos, por el desconcierto que los rostros de los asistentes ponían, nadie al parecer se había percatado de su nombre en el programa, ni parecian conocerlo. Al principio de su ponencia lo hacia muy bien, la idea de que tanto el hombre como la mujer tenían las mismas capacidades quedo completamente claro con la explicación del rol de la mujer en la agricultura; luego entro a las partes del cerebro, que me pareció sensato y hasta ahí llegaba a su limite de aceptabilidad, pero luego el vendedor entró a detalles sobre las neuronas, sus funciones, su estructura celular, saliéndose completamente del tema y comenzando a revelar sus prejuicios sociales anticristianos -¿a estas alturas del siglo XXI?-.
Finalmente un mal tratamiento de la voluntad es hacer el desequilibrio entre lo racional con lo espiritual, sobredimensionando el primero, desestimando el segundo, los apasionamientos disfrazados de racionalidad, solo conducen al subjetivismo, y a las insensateses personales, como sucedió en este caso. Lo racional, lo emocional y lo espiritual son tres cosas que se complementan, es algo que este señor debería saberlo, trabaja en un país donde existen diferentes comunidades nativas y campesinas, con diferentes culturas e influencias religiosas; entonces hacer apología a una posición -prejuiciosa- que de por si es excluyente con la fe de los ciudádanos de un país que lo mantiene y que le exige un mínimo de respeto, representa una falta grave a su identidad cultural. Las más sutiles formas de discriminación y exclusión siempre están latentes en el periodismo, y en las vanidades intelectuales, se instalan aquello que no queremos desechar, poses que fuerzan nuestras respuestas.
Esta es una crítica al no fomento del libre pensamiento, al no respeto de la diversidad ni de la influencia espiritual de la gente. Hay que saber en que temas generar polémicas, y como generarlas.
Luis Grimani Villasante
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