Los hechos de sangre, muerte y violencia extrema, producidos en días pasados en diversas zonas de nuestra Amazonía, no son sino el resultado de nuestro frustrado propósito de construir un modelo de sociedad inclusivo, donde todos los peruanos, sobre la base de reconocer nuestras diferencias, sepamos respetarnos unos a otros, y erradicar toda forma de discriminación, intolerancia, maniqueísmo e incomprensión, es decir, aspirar a una sociedad fundada en la equidad y donde no existan ciudadanos de segundo o tercer nivel.
La pérdida de vidas no puede quedar impune y existen sin duda responsabilidades individuales por identificar y sancionar con todo el rigor de la ley; pero no podemos quedarnos en ello. Debemos desactivar todo factor que nos haga vulnerables a nuevos brotes de violencia. El significativo número de conflictos sociales, activos o latentes, de los que da cuenta periódica la Defensoría del Pueblo, debe alertarnos y hacernos concientes de la magnitud del problema que tenemos por delante.
A partir de lo expuesto, fiel a su papel de institución educativa con una identidad cimentada en profundos valores cristianos y éticos, y con un claro compromiso con la realidad del país, la Universidad Católica desea manifestar su solidaridad con el dolor de los deudos de todas las personas que han perdido la vida y cumplir con el deber de exhortar a:
1. Insistir en el diálogo intercultural como el mecanismo de acción y procesamiento de conflictos más idóneo, porque recurrir a la violencia y a mecanismos de confrontación terminan afectando los derechos fundamentales de las personas. Se invoca a las partes a decidirse por un diálogo franco y transparente para afrontar con sabiduría estos difíciles momentos.
2. Enfocar nuevamente la atención en la búsqueda de salidas para esta crisis por un camino constructivo, partiendo de las auténticas preocupaciones de las partes, en vez de llevar a cabo acciones que conduzcan a la polarización de la sociedad civil. Para ello, es vital esclarecer conceptos, reconocer y respetar los valores de las comunidades nativas, así como conocer y entender su cosmovisión y lógica de actuación.
3. Desarrollar una actuación escrupulosamente centrada en los valores democráticos y el reconocimiento del Perú como un país pluricultural y multilingüe, abordando la situación actual como una oportunidad para reorientar las fuerzas de la sociedad hacia la construcción de un país justo, equitativo y de oportunidades para todos.
4. Respetar los pactos internacionales en materia de derechos humanos, y específicamente en el caso de las comunidades nativas de la Amazonía, el Convenio 169° de la OIT, que es un instrumento que promueve el diálogo entre el gobierno y las comunidades nativas, con la finalidad de superar la situación de pobreza, reconociendo su derecho a decidir sus propias prioridades en lo que atañe a su proceso de desarrollo, a respetar el derecho de propiedad y de posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan. El gobierno no solo debe consultar previamente, sino además tomar medidas concertadas que sean necesarias para determinar las tierras que los pueblos ocupan tradicionalmente y garantizar efectivamente sus derechos de propiedad y posesión.
5. Establecer mecanismos eficaces y oportunos de prevención y gestión de conflictos, evitando que aquellos escalen a niveles de violencia, lo que dificulta un procesamiento apropiado de los mismos.
La Pontificia Universidad Católica del Perú pone a disposición de la sociedad peruana su bagaje académico acumulado en años de estudio e investigación en los temas mencionados y el concurso de sus profesores, investigadores y comunidad universitaria en su conjunto para ser parte en esta tarea en la que el país necesita de todos.
Lima, 14 de junio del 2009
Fuente:
Pontificia Universidad Católica del Perú
http://www.pucp.edu.pe/puntoedu/index.php?option=com_content&task=view&id=1290
Referente:
Diario La República
Domingo 14 de Junio del 2009